Sector frutícola del valle de Aconcagua entregó preocupantes cifras de las pérdidas que ha provocado la sequía en la zona en los últimos años, disminuyendo en un 47.2 por ciento la producción. Comunas como Los Andes, San Esteban, Calle Larga, Rinconada, Santa María y San Felipe, además de Til Til y Colina, habrían regado menos del 70% de sus superficies.
En conmemoración al día mundial contra la sequía y la desertificación y tras un año de reparto de las aguas sólo superficiales y de la precordillera en la cuenca del Aconcagua -realizado por el ministerio de Obras Púbicas- las pérdidas en la Primera Sección del río Aconcagua serán del 53% de sus hectáreas de riego y de una disminución de su producción de un 47,2%, los que debieron restringir su fuente de agua, habiendo otras, tanto superficiales como subterráneas, que no se restringieron y no se repartieron.
“Sin duda se debe asegurar, como dice el Código de Aguas vigente, el consumo humano de saneamiento, el equilibrio ecosistémico y el desarrollo social y productivo, sin embargo, ¡hay que hacerlo imparcialmente ¡La forma de aplicar la regla de reparto NO está cumpliendo con esos objetivos, NO está aminorando los efectos de la sequía! Por el contrario, al restringir y repartir una sola fuente de agua, está agravando la sequía en 8 comunas de la primera sección”, enfatizan los regantes afectados y perjudicados por esta medida, que además vienen sufriendo la sequía por 15 años.
“Hace unos días, la comuna de San Esteban sufrió la triste partida de Paulino Fernández, representante de la agricultura local, hombre de esfuerzo que luchó por sacar adelante el trabajo de toda su vida y no pudo hacerlo, ante las medidas estatales incorrectas para enfrentar la sequía. En su nombre se espera, tal como lo hizo él, seguir luchando por restablecer la justicia en el reparto de las aguas, para que no sigamos sufriendo más pérdidas humanas, además de económicas y sociales en la primera sección del río Aconcagua y en toda Aconcagua” destacaron regantes durante su funeral. De lo más de 6.000 usuarios de la alta cordillera, más del 80% son pequeña agricultura.
Según encuesta realizada, a una muestra de 315 usuarios de la Primera Sección del río Aconcagua, que representan 10.900 ha, el 91% de éstos habrían regado menos del 70% de sus superficies y el 92% sufrió afectación en el calibre de sus cultivos, es decir, éstos no pudieron terminar de cosecharse correctamente, perdiendo el trabajo de todo un año. El 86% de los usuarios registró más de un 30% de disminución de la producción respecto del año pasado. Sumado a más de una década de una sequía continua.
Del total de usuarios encuestados, el 58% declaró no tener ningún grado de tecnificación. Y el 89% sólo tiene acceso a agua superficial, es decir, no puede acceder a otras fuentes de agua, como sí pueden en el resto de la cuenca del Aconcagua. Las aguas subterráneas en la primera sección están a 100 metros promedio de profundidad, mientras que en las demás bordea los 20 metros. Y, a su vez, las infiltraciones, propias de la naturaleza de esta cuenca, quedan a disposición de la segunda sección.
Cabe señalar que esta encuesta se realizó utilizando formularios de Google a usuarios de la primera sección con acceso a correo electrónico por lo que se puede presumir que el segmento no encuestado corresponde en su mayoría a pequeños agricultores en las aproximadamente 10.000 ha restantes.
“Con la actual regla de reparto se favorece a las nuevas plantaciones, los derechos recientes, a las plantaciones sobre cota canal, en los cerros, a la agroindustria en desmedro de la pequeña agricultura, de la tradicional, la de los planos del Valle de Aconcagua. Esta desproporción provocó desequilibrio y afectación en la precordillera. Si queremos avanzar hacia una demanda sustentable, hay que administrar la escasez sin aumentar ni privilegiar derechos a costa de los demás” indican usuarios que muestran sus pérdidas:
“Todos los que extraen agua subterránea NUNCA se han visto restringidos, por lo tanto, la medida ha sido sólo para unos y no para todos, es decir, parcial e incorrecta”. El reparto restringe a unos para favorecer a otros. No ha habido igualdad ante la ley, unos reciben más del doble de agua y a otros los secan. Valen más y se priorizan los derechos de río abajo que los de arriba”, insisten, muy cansados y decepcionados, los pequeños regantes de la alta cordillera.